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Cuando una buena actitud no es suficiente

Publicado Viernes 30 de Octubre del 2020

Querid@ restauranter@,
 
Normalmente acudimos a un restaurante por algún motivo en especial. Ya sea porque vamos a celebrar algún cumpleaños, un aniversario, o simplemente una comida para convivir con los compañeros del trabajo. Rara vez vamos a un restaurante simplemente a llenar estómagos.

El motivo de nuestra visita a cierto establecimiento determina la expectativa de servicio de nuestro mesero y de toda la experiencia en su conjunto.

Una comida de trabajo amerita pocas interrupciones por parte de tu mesero, un festejo familiar se presta a un ambiente más relajado y una convivencia más de confianza con quien te está atendiendo.

Si eres mesero, gerente o propietario de restaurante, debes saber que cualquiera que sea el concepto de tu establecimiento, la visita de tus clientes es generada por algún motivo en específico el cual debemos aprender a identificar para mejorar  toda la experiencia de servicio.

Para esto requieres preparación, aunque sea la más básica, pero requieres estar listo para cumplir con las expectativas de tu cliente o invitado.

La teoría básica de servicio te dice que debes ser amable, sonreír siempre y tener una buena actitud. Pero qué pasa cuando el cliente te pone a prueba, te pide recomendaciones o tiene alguna molestia con respecto a la calidad de sus alimentos.

Simplemente una buena actitud no te dará las herramientas para sacar adelante alguna situación y menos te ayudará a generar mayores ingresos.

En una reciente visita a un restaurante pude comprobar lo que estamos tratando de plantear. Una mesera muy amable e inclusive simpática hizo todo lo posible, pero al final no cumplió con nuestras expectativas.

No supo decirnos cuales eran los platillos mas populares que nos pudiera recomendar, nos negó vino por copeo a pesar de tener la opción en el menú y no cumplió con los tiempos de servicio que esperábamos.

Podrá sonar muy exigente de nuestra parte, pero la realidad es que no tenía conocimiento básico de su menú, no parecía tener mucha comunicación con la cocina y no parecía haber tenido cierta dirección por parte de su gerente o capitán de meseros sobre las opciones de bar que tenía para ofrecer.

Eso sí, una gran actitud, mucho esfuerzo de su parte pero al final ciertos errores ocasionados por falta de preparación cuestan bastante caro. El cliente decide no pedir algún postre o una bebida digestiva, lo que significa menor ticket y menos propina en el mejor de los casos, el peor escenario es simplemente decidir no regresar y una mala recomendación.

Una buena actitud siempre será necesaria pero debe ir acompañada de una buena preparación. Conoce tu menú, preséntate con tus compañeros y platica con tu gerente o propietario sobre todas tus dudas.

Son cosas muy básicas que si las pones en práctica te darán resultados de inmediato, generarás clientes repetitivos y por supuesto mayores ingresos para ti y tu restaurante.
 
Buen turno,

Raúl O. González
Nexted Hospitality